lunes, 5 de marzo de 2012

No matemos al mensajero

La vida es fácil. Las personas siempre emitimos diferentes juicios sobre lo ajeno. Es más sencillo decir que algo es una mierda, cuando es de otro y no preguntarse que tan bueno es lo que hace uno.

Últimamente veo que este síndrome aqueja a gran parte del campo laboral donde me desempeño, por una simple razón: nuestro laburo y nosotros vivimos siendo juzgados. Juzgados por el viejo que esta comiendo unos fideos con un vaso de vino tinto, juzgados por la ama de casa que le importa que su vajilla quede brillante, juzgados por el pendejo pajero que sólo juega a la play, juzgados por la adolescente enamoradiza que esta a punto de coger por primera vez, juzgados por el adulto culto, estudioso y con años de experiencia en su profesión, juzgados por el chofer del bondi que te lleva todos los días a tu laburo y cómo no, juzgados por otros profesionales.

Con el tiempo aprendí a decir que algo "me gusta" o "no me gusta", reemplazando así expresiones como "que pedazo de mierda es eso", "hijo de puta, no pueden ser tan malos", "se fueron al orto, eso lo hicieron 10 millones de veces antes", "me chupa un huevo lo que hagan por que son muy malos".

También, con el tiempo aprendí que muchos de mis juicios eran apresurados, y empecé a preguntarme por qué la gente hacía lo que hacía es este lindo universo llamado Publicidad. En ese momento fue cuando dejé de lado mis exigencias pelotudas de crítico de spots o trabajos (todos queremos ganar un Cannes y tenerla más larga que el otro) y empecé a lidiar con esas personas especiales llamadas Gerente de Marketing.

He aquí el meollo de la cuestión. Como mencioné anteriormente, es fácil y muy simple juzgar el laburo del otro, cuando no tenemos una poronga idea de lo que pasó en la cocina de ese laburo. En Publicidad muchas de las ideas mueren gracias a los Gerentes de Marketing. Esto no es nada nuevo, hay miles de videos en youtube contando este proceso. Lo importante es entenderlo e internalizarlo. Vivirlo. En Publicidad, todos los días hay que lidiar con las subjetividades de otra persona. Todos los días hay que sentarse en un banquillo a que un Gerente de Marketing te suba o te baje el pulgar (siendo ésta última opción la más común).Todos los días hay que terminar haciendo un aviso de mierda aún en contra de nuestro sentido común y obviamente, todos los días (o a decir verdad, la mayoría de las veces) hay que bajarse los pantalones para hacer lo que ese pedazo de hijo de puta de marketing creyó que era lo correcto. Eso sí, si la campaña no cumplió los objetivos, la culpa siempre va a ser tuya y de la agencia. Pero eso es un tema para otro capitulo.

El mundo publicitario es cruel, dinámico, impredecible y cambiante. Por eso, cada vez que veas un spot en la tele, una gráfica de mierda en el diario o una acción increíblemente novedosa que es una poronga repetida desde hace 5 años pensá que las agencias, generalmente están haciendo lo que les pide ese ser detestable llamado Gerente de Marketing.